epancel, una combinación de tres puntas de lanza de la industria automovilística Francesa en los años 50 y 60 (Delage, Panhard y Facel Vega), fue el resultado de la doble pasión del fundador Clément Meynier por la relojería y el automovilismo. Dos campañas de Kickstarter, en 2018 y 2019, generaron la venta de alrededor de 2.000 relojes basados en pedidos anticipados y fueron clave para establecer la presencia de la marca en el panorama de la relojería. La marca operaba en el segmento de precios de 200 a 500 CHF y presentaba principalmente movimientos de cuarzo.

El modelo de negocio fue inicialmente muy participativo, basado en la cocreación y el uso de cuestionarios para determinar futuras recaudaciones. Ese modelo luego evolucionó con el tiempo. Como explica el joven CEO: “Hasta entonces, nos habíamos centrado más en las ediciones limitadas, abordando cada una como un proyecto de relojería individual. Ahora queremos construir una marca con códigos propios más distintivos. Nuestro ADN nos impulsa hacia un enfoque más asertivo, pero todavía estamos interesados en conservar una gama de productos amplia y asequible”.

Depancel R80 Testarossa, funciones de cronógrafo, día y fecha, inspirado en los contadores Testarossa de los años 80

La idea es centrarse en los cronógrafos “de carreras”. Y no hay ningún reloj de tres manecillas a la vista. En cambio, Depancel planea profundizar en la prolífica historia del cronógrafo de carreras: redondo, cuadrado, bicompax, tricompax, automático o manual.

Clément Meynier, ingeniero cualificado y director general de la marca, lo confirma: “Nos centraremos en dos colecciones principales con movimientos mecánicos. La colección Allure presenta relojes redondos inspirados en el mundo de las carreras antiguas de los años 60 y 70, y la Serie-R luce una caja “con forma” que evoca las rejillas del radiador de los viejos coches clásicos”. ​

Para su segunda línea, Depancel se inspira en el mundo del automovilismo antiguo con cronógrafos redondos bi o tricompax inspirados en los años 60.

La nueva edición Allure Jürgen Clauss, basada en un Valjoux 7753 y con un diseño bi-compax, marca la pauta. No hay duda sobre el territorio de la marca. El joven CEO también sabe dónde reside su potencial de desarrollo: “El mercado francés representa actualmente el 75% de nuestras ventas, es difícil imaginar un crecimiento sólo en este mercado. Por eso estamos apuntando a las exportaciones internacionales, especialmente a los EE.UU., que pronto representarán el 15% de las ventas”.

El Allure Jürgen Clauss de edición limitada, basado en un Valjoux 7753 con diseño bi-compax

Con una producción anual de unos 5.000 relojes, un pequeño número de modelos de mecacuarzo (Nota del editor: Seiko) y diseños cada vez más vanguardistas, Depancel tiene un objetivo muy claro. La marca goza de una clientela extremadamente leal y su comunidad crece todo el tiempo. “Tenemos alrededor de 60.000 seguidores y nuestros clientes compran una media de 2,5 relojes. Nuestra imagen positiva es una poderosa palanca para nuestra expansión”.

El bi-compax Allure con sus pulsadores inspirados en pistones en la mejor tradición de los cronógrafos vintage

Al igual que en los primeros días, la marca todavía opera un modelo de negocio directo al cliente final, principalmente a través del sitio web de la marca. Pero a Depancel también le interesa tener presencia física. Clément Meynier explica: “Cuanto más alta gama somos, más quieren nuestros clientes ver, sentir y probar nuestros relojes. Es esencial. Por eso mantenemos un perfil más alto en las ferias de relojes y eventos de carreras de motor. La retroalimentación ha sido excelente. Muchos clientes hablaron de que finalmente podrían probar los productos y eso dispara las ventas”.

A pesar del redespliegue del sector relojero Francés experimentado en los últimos años, Depancel no se centra en la ética del “Made in France”, aunque sus relojes se ensamblan en Besançon. “Nuestros modelos funcionan con calibres suizos, así como con movimientos antiguos suizos (Valjoux) o franceses (France Ebauches). Lo más importante es la fiabilidad y la relación calidad-precio. Sería difícil garantizar una producción 100 % Made in France con relojes que cuestan menos de 1.000 CHF y que representan el 60 % de nuestra oferta”.

La prioridad para Clément Meynier es conseguir una auténtica reputación como marca de cronógrafos de “carreras”. Después de cinco años de funcionamiento, considera que la marca se enfrenta ahora a su mayor desafío: “Hasta ahora ha sido un proyecto bastante fluido. Hemos tenido un gran apoyo de nuestra comunidad que está en constante crecimiento. Todo esto sucedía en línea hasta hace poco. Las tendencias futuras hacia la exportación, una mayor gama de productos de alta gama y una mayor presencia física requerirán nuevas inversiones y una estrategia de comunicación más “corporativa”. Y ese es el mayor desafío para nosotros”. ​

Con modelos que oscilan entre 1.000 y 3.000 CHF, existe una necesidad más urgente de una red física y una imagen de marca potente, especialmente para las próximas ediciones limitadas con calibres antiguos. Los entusiastas podrán ver de cerca los nuevos modelos de la marca en el Salón Retromobile de París el 30 de enero, donde podrán evaluar los logros pasados de la marca y las perspectivas de futuro.